TRABAJANDO EN EL CAPÍTULO 6.

domingo, 22 de mayo de 2011

Capítulo 1. Mi alguien especial.


Capítulo 1. Mi alguien especial.

Nunca pensé que cambiarse de ciudad era tan difícil, pero no fue elección mía, sino de mis jefes, era periodista y me habían ascendido, lo que significaba mudarme de Seattle a Los Ángeles, no sé que haría allí, siempre fui una chica de pueblo, sencilla y conformista, pero la verdad es que en tres de mis veinticinco años de vida me había convertido en una presentadora famosa y de mucho prestigio, la mitad de la población americana me conocía por presentar las noticias de la tarde.

Todos me conocían por: “Amy, la presentadora de las noticias de la tarde”, pero mi verdadero nombre es Amy Green, hija de un padre y una madre modestos.
Mi infancia fue normal, mi padre trabajaba en una oficina, mi madre en casa y mi hermano mayor estudiaba en la universidad mientras yo estudiaba en el instituto.
Tener veinticinco años en 1989 era lo mejor que me pudo pasar, no por un algo especial sino por un alguien especial.

La mañana en la que tenía que coger el avión a Los Ángeles fue muy estresante,  tenía la maleta hecha desde la noche anterior, pero mi despertador no sonó y me faltó poquísimo para perder el avión.
Despedirme de mis padres fue la parte más dura de la mudanza sin duda, siempre estuve con mis padres, teníamos una relación muy estrecha, además, vivía con ellos.

En el aeropuerto hacía más calor del normal, aunque fuese Junio, pero estaba atestado de gente corriendo de un lado para otro y yo llevaba al menos tres maletas y una bolsa de mano.

Ésta era la primera vez en la que me subía a un avión y estaba asustada, pero sería una nueva experiencia muy buena porque a causa de mi trabajo tendría que volar a muchos sitios diferentes, pero el miedo no desaparecía.
Me iba a vivir a casa de mi abuela, Katrina, vivía en Los Ángeles y su casa estaba cerca de mi trabajo así que me ofreció ir a vivir con ella y mi abuelo Lewis.
No he visto muchas veces a mis abuelos en mi vida, sólo varios cumpleaños y navidades, mi madre no tenía una relación muy estrecha con ellos, aunque tenía muchas fotos de ellos conmigo cuando era un bebé, aunque claro, de esos momentos yo ya no me acuerdo de ninguno.

Cambiaba el frío clima de Seattle por el calor veraniego de Los Ángeles.
Dicen que la vida es cara allí, pero también dicen que es la ciudad de los sueños.

Llegó el momento de subirme el avión, mis manos temblaban, llevaban un papel entre ellas, lo hice añicos por los nervios, la azafata nos daba las indicaciones y el avión despegó, necesitaba algo de agua así que pedí una botella que me bebí en un momento, estaba realmente nerviosa, pero sabía que todo saldría bien.
Mi asiento estaba situado junto a la ventanilla así que me distraje un rato mirando las esponjosas nubes que se rompían con el contacto del avión y las enormes ciudades, donde todo el mundo llevaba un ritmo frenético de vida.
El vuelo duraba dos horas, ya sólo me quedaba una tenía que hacer pasar esa hora rápido, no importaba lo que hiciese, así que decidí ver la película que estaba emitiendo.

Todo fue muy bien, el aterrizaje perfecto y el vuelo tranquilo, salí del avión, cogí las maletas y fui en busca de mis abuelos, que estarían esperándome para llevarme a su casa en coche.
Entonces los vi, sonriendo y esperando para darme un fuerte abrazo.

Vi a mi abuela, con el pelo corto y canoso y con esos preciosos y brillantes ojos verdes, esos ojos verdes que mi madre me dijo que sin duda heredé de mi abuela, y a mi abuelo, aquel hombre alto y delgado como un palillo, casi sin pelo y con las gafas sobre la nariz… ¡Cuántos recuerdos me invadieron entonces!
La verdad era, que pese a haber pasado muy poco tiempo con ellos, les había echado de menos.
Mi abuelo se empeñó en llevarme las maletas al coche pero me negué.

El coche de mis abuelos no era nada especial, uno de esos coches de los 70 de color grisáceo claro.
La casa tampoco era una maravilla, pero eso sí, era muy acogedora, recuerdo que cada fin de semana la casa se impregnaba de un olor a manzanas, mi abuela hacia tarta de manzana, la tarta de manzana más buena que he probado en toda mi vida.

Pasaron tres meses después de mi mudanza, ya estaba trabajando y había hecho dos amigas en el trabajo, las dos eran fantásticas, una se llamaba Shannon y la otra Helena.
Shannon era pelirroja con unos rizos recogidos siempre en una pinza, sus ojos eran de un azul turquesa precioso y la ironía era su forma de vida, una chica de ciudad con unos principios muy marcados, sin duda vivía por su trabajo, sin embargo, Helena era justo lo contrario a Shannon, morena de unos enormes y profundos ojos marrones, siempre sonriendo y tratando hacer felices a los demás, era una chica muy espiritual y su aura conseguía calmarte en un segundo, bueno, menos a Shannon.

¿Recordáis a ese alguien especial por el que merecía la pena vivir en 1989? Lo conocí en mi trabajo, pero no adelantemos acontecimientos, lo mejor…está por venir.

17 de septiembre de 1989.
Despacho del director de la KNBC
10:00 A.M

-…Y quizás así podamos subir el índice de audiencia del canal.

Entré corriendo al despacho del director de la cadena mientras éste estaba en una reunión en la que se supone que yo debería haber estado desde hacía media hora.
Me senté en mi asiento ante la acusadora mirada de los tres o cuatro productores que había allí.

-Lo siento –musité –continúen, por favor.

-Amy, te preguntarás por qué te hemos llamado, ¿verdad? –me preguntó el director.

La verdad era que no.

-Sí, señor –respondí.

-Vamos a ponerte a prueba –dijo un hombre que se situaba detrás mía, fumando y mirándome con curiosidad.

Le miré, extrañada, no tenía ni idea de quién era ese hombre.

-Ah, perdón, no me he presentado, me llamo Frank DiLeo, soy manager de estrellas y tú, chica, te estás convirtiendo en una así que queremos que entrevistes a una de mis superestrellas.

-Pero...pero…yo no soy cantante…ni actriz…ni nada por el estilo –musité confundida.

-Vas a necesitarme, muchacha, escúchame, vas a hacerle una entrevista a uno de los cantantes más famosos del momento, si lo haces bien te harán un contrato fijo, ganarás mucho dinero y serás muy famosa, ¿qué me dices? ¿Aceptas?

Todo eso sonaba tan bien, un contrato fijo en una gran cadena, era mi oportunidad de saltar a la fama.

-Claro que acepto, ¿a quién voy a entrevistar?

-Decidle que pase, por favor –pidió Frank a uno de los productores.

Se abrió la puerta y allí estaba, mi alguien especial.


____________________________________________________________________________


Y aquí está mi primer capítulo.
Ha sido una grata experiencia escribirlo, ahora sólo necesito sus opiniones para saber si puedo seguir esta historia o no.


¿Quién será ese alguien especial que tanto menciona Amy? ¿Echará a perder su carrera con esa arriesgada entrevista, o por el contrario la hará florecer? ¿Hará ese alguien especial que Amy abandone sus deseos de fama?

2 comentarios:

  1. Hola(:

    Como me lo pediste, ya he leido este primer capitulo. Y me ha encantado! Escribes muy bien.

    Este primer capitulo me ha atrapado. Ya quiero seguir leyendo y saber que pasa!

    Muy buen capitulo!
    Saludos, y muchos besos!

    ResponderEliminar
  2. Hola!

    Primero que nada, perdon por la respuesta tarde, habia intentado comentar antes, pero blogger no publicaba mis comentarios...

    Bueno, a mi me encanto el primer capitulo!, de verdad escribes muy bien, me gusta como va esto, es lindo y original :)

    Seguire leyendo los capitulos que siguen, me da gusto que hayas decidido seguir con tu novela n__n <3

    Besos, y suerte con tu novela :D

    ♥Alien♥

    ResponderEliminar